Agricultura Convencional, Agricultura Ecológica y Agricultura Biotecnológica (Parte 1)

En la actualidad coexisten, a nivel mundial, tres tipos de agriculturas en función de las prácticas que las caracterizan: la agricultura convencional, la agricultura ecológica y la agricultura biotecnológica, determinando, a su vez, tres tipos de alimentos derivados de cada una de ellas.

Agricultura convencional

Desde que el ser humano se hizo sedentario, las prácticas agrícolas se han ido sucediendo, constituyendo, junto con la ganadería, la base de la alimentación humana.

En la agricultura convencional se pueden observar una serie de características generales tales como: el uso de fitosanitarios (fertilización con abonos químicos, plaguicidas, herbicidas…) apropiados para garantizar la cosecha y con un uso limitado por la permisibilidad legal y la garantía de la seguridad alimentaria; una utilización considerable de energía y maquinaria (uso de tractores, camiones, avionetas, etc.); sistemas sofisticados de riego y una preponderancia al uso del monocultivo.

Es la práctica más tradicional,  más extendida y utilizada a nivel mundial y la que garantiza el contingente alimentario suficiente para satisfacer las necesidades mundiales de alimentos.

La producción es de alta cantidad y uniformidad, sin embargo, presenta algunos aspectos negativos, principalmente en el medio-ambiente, al influir directamente en la destrucción de recursos naturales (suelo, agua, bosques, etc.). En efecto, un uso de las técnicas agrarias no adecuado, puede agotar el suelo, llegando a producir el efecto de que la inversión económica sea superior a la producción. En ocasiones la contaminación por compuestos químicos de los  productos puede ocasionar problemas de salud para los consumidores, como intoxicaciones o alergias.

Como hemos mencionado anteriormente, el monocultivo es la práctica agrícola más común. Esta requiere:

1. El uso de maquinaria agrícola para mayor rapidez y eficiencia (tractor, rastrillo, camiones, etc.).

2. Aplicación de fertilizantes químicos.

3. Utilización de venenos para el control de plagas y enfermedades.

4. Exposición a que el tiempo altere su ciclo y a que el exceso de lluvia o de sequía destruyan o mermen el cultivo.

5. Proliferación de nuevas plagas y debido a su resistencia, que los controles químicos arruinen la cosecha.

6. Que los precios en el mercado no sean los más favorables y entonces los esfuerzos y expectativas se frustren.

El principal riesgo en la agricultura convencional deriva de un uso poco profesional de los fitosanitarios (uso excesivo, por encima de las dosis recomendadas de plaguicidas y herbicidas que debilitan los suelos y contaminan acuíferos) o el uso de cultivos no recomendables en ciertas zonas geográficas, pero apoyados económicamente por ayudas, así como practicas agrícolas excesivas que degraden innecesariamente la calidad de los suelos.


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