Investigación traslacional

INVESTIGACIÓN TRASLACIONAL (PARTE 1)
Hace unos días asistí al acto en homenaje a los Dres. Magdalena Ugarte y Fernando Valdivieso que tuvo lugar en la Facultad de Ciencias de la Universidad Autónoma de Madrid, que con motivo de su jubilación, organizó el Departamento de Bilogía Molecular.
 
En la intervención que llevó a cabo el Dr. Valdivieso ocupó un papel relevante la investigación traslacional, dado que su campo de investigación está relacionado con la enfermedad de Alzheimer. Una de las frases que más me impactó, dada mi condición de bioético, fue cuando al hablar de esta enfermedad aludió al hecho de que para un científico que vivía apartado del mundo de la clínica y cuyo objeto de investigación eran principalmente animales de experimentación, cobro un nuevo significado su trabajo cuando comenzó a estudiar muestran que provenían de una persona con nombre y apellidos (permítanme la licencia poética, ya que, por confidencialidad, esas muestran son anónimas) y como todo ese trabajo estaba dirigido a personas reales que tenían un rostro, una familia, unos amigos... lo cual incorporaba un valor añadido a las investigaciones que realizaba.
 
Pero ¿cómo podemos definir que es la investigación traslacional? De una forma sencilla podemos decir que se trata de toda investigación científica que estudia directamente las bases que provocan la enfermedad, para trasladar, lo más rápidamente posible, soluciones a la cabecera de la cama del paciente. En definitiva, diseñar lo más rápido posible y estudiar cuanto antes nuevas aproximaciones diagnósticas o terapéuticas basadas en los últimos avances de la ciencia básica. Este concepto surgió en los años 80 en los departamentos de investigación y desarrollo de hospitales y universidades canadienses.
 
Es así como, el mayor éxito de la investigación traslacional se basa en el desarrollo de metodologías que permitan, el llamado y antes aludido, salto from bench to bedside (del laboratorio a la cabecera del enfermo), tales como:
  1. La farmacogenética.
  2. Las técnicas de imagen. 
  3. La explotación de biomarcadores.
  4. La terapia génica. 
 
Los dos primeros fueron objeto de la 8ª Reunión Internacional sobre Investigación Traslacional y Medicina Personalizada que se celebro el día 7 de febrero en la Fundación Jiménez Díaz y de la cual hablare en un post independiente. La tercera supone el 85% de las posibilidades de éxito de la actual investigación traslacional y la cuarta supone un campo tan apasionante para mí que lo ocupare, igualmente, en un post independiente a este.


 
Volviendo a la Jornada Homenaje, señalaban la Dra. Ugarte y el Dr. Valdivieso: todas las enfermedades tendrán cura, basta con descubrir que las provoca. Me pareció también ver un guiño a la medicina genética, que es ya un futuro presente y a la terapia génica, que ya es presente.

A ello hay que unir, como también señalaba el Dr. Mayor Zaragoza (uno de los invitados al homenaje) la importancia del trabajo en equipo, sobre todo en la interfase entre la investigación y la clínica o como también señala el Dr. Valentín Fuster, el trabajo en equipo como el elemento realmente definitorio de la investigación traslacional, por encima de cualquier otra consideración conceptual. Efectivamente,la clave se encuentra en un entorno de cercanía en el que las universidades y los hospitales se interconecten funcionalmente, en el que los hospitales den las herramientas de trabajo a los investigadores, en las que los investigadores desarrollen terapias efectivas y en las que los clínicos las apliquen para curar enfermedades, siendo en muchos casos las propias unidades de investigación hospitalarias que incorporan básicos y clínicos, las que constituyen la interfase idónea para que todos estos esfuerzos tengan resultados.

Tratándose de una investigación que viene desarrollando el equipo de la Dra. Ugarte y el Dr. Valdivielso desde los años 70, se comprueba como ese termino tan moderno que hoy se utiliza en  aulas de grados de ciencias y medicina, en cursos de postgrado o en congresos,  se acuñó (no con tan llamativo nombre) hace más años de los que pensábamos. Se me viene a la cabeza también los trabajos desarrollados desde esta misma época, por los grupos de los Dres. Fernando Vaquero y  Felipe Moreno en  investigación clínica  (que es también la actual) del Hospital La Paz en Madrid.

Los Dres. Fang y Casadevall, investigadores y editores de revistas científicas, aluden en una de sus publicaciones a tres motivos para explicar porqué la investigación traslacional está de moda:

  1. De carácter político, se funda en convertir la inversión realizada en investigación a través de la cual se generen desarrollos y aplicaciones a la salud pública que la justifiquen, tales como vacunas, tratamientos o herramientas diagnósticas.
  2. La presión de la opinión pública, que asiste a importantes desarrollos científicos, pero tienen la sensación que la aplicación de los descubrimientos es muy lenta en la prevención y en el tratamiento de las enfermedades, como es el caso de las más preocupantes socialmente: el cáncer, el SIDA o la enfermedad de Alzheimer.
  3. La explicación más real para los autores es la que considera la necesidad de aproximar la investigación básica a la clínica, entre las que a veces se abre un verdadero abismo.
Pero sucede, como también el propio Dr. Mayor Zaragoza señalaba en su exposición, de una manera somera, que el termino empleado no es lingüísticamente el más apropiado a su contenido, siendo, en la mayoría de las ocasiones, el motivo fundamental del recelo, cuando no rechazo, que se siente hacia la “investigación traslacional” por algunos sectores. Efectivamente, en este mismo sentido, el traductor especializado en temas médicos, Fernando Navarro, señala en una publicación lo desacertado de traducir el termino ingles “translation” como “traslación” y no “traducción”, pero aún menos acertado el usar el termino “investigación traslacional” en lugar de otros más apropiados como “investigación aplicada”, “investigación aplicable” o “investigación de referencia”. Aún así, existen también tendencias que postulan por no confundir estos términos y, sobre todo, por no confundir la investigación traslacional (translational research) con la investigación aplicada (applied research), ya que no son lo mismo. La investigación traslacional es una investigación básica destinada a las primeras etapas del diseño de un medicamento, mientras que la investigación aplicada se centra en las iniciativas industriales de carácter práctico y comercial, no siempre vinculadas a lo clínico. Y muestra de ello es que en la industria farmacéutica, el término translational research hace referencia al traslado de los conocimientos de la investigación básica a la búsqueda de fármacos para el tratamiento de enfermedades, tanto en investigación realizada sobre animales como en humanos, siendo estas investigaciones anteriores a los ensayos clínicos en mayor escala, que son la materia de la investigación aplicada, considerada esta como la fase final de la investigación previa a la solicitud de registro y comercialización de un medicamento.

Problemas lingüísticos o terminológicos aparte, la mayor problemática que presenta en la actualidad la investigación traslacional es que, al convertirse en esa actividad biomédica de moda, presenta una mayor tendencia a ocupar divulgaciones, publicaciones, formación y medios económicos de financiación que otras actividades de la ciencia básica. No olvidemos que aquellos proyectos en los cuales aparece el término traslacional se están llevando un mayor porcentaje de financiación pública que otros en los cuales no aparezca, que tienen una mejor aceptación la publicación en revistas de impacto los “paper” sobre esta materia y que proliferan los cursos de postgrado, master, congresos y reuniones internacionales,(del que hablaré en la segunda parte), así como las solicitudes para realizar tesis doctorales en aquellos grupos de trabajo en investigación que enarbolan esta bandera. Y debe advertirse que esta tendencia no es a nivel nacional, sino europeo y en Estados Unidos.

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