La contaminación de los alimentos y productos alimenticios (Parte 2)
3. CONTAMINACIÓN POR MICROORGANISMOS
Los
microorganismos pueden ser:
- Beneficiosos: estos pueden ser microorganismos benignos, que representan
la mayoría de los que se encuentran en el ambiente y con los que
convivimos sin producirnos daño a la salud y microorganismos benéficos, que son los utilizados para
elaborar alimentos como el queso, el yogurt, el vino, la cerveza y el pan.
- De deterioro: alterantes, que
influyen en modificar la apariencia del alimento (malos olores, sabores,
alteración de los colores).
- Patógenos: pueden no modificar
la apariencia ni propiedades organolépticas del alimento, pero producen
toxiinfecciones. Son los más peligrosos.
Debemos
partir del hecho que la contaminación biológica de los alimentos y productos
alimenticios procede de seres vivos, tanto microscópicos como no microscópicos.
La
contaminación por microorganismos tiene unas particularidades:
- Una vez contaminado por estos
el alimento, en condiciones adecuadas, tienen la posibilidad de crecer en
él.
- Si se trata de microorganismos
patógenos constituyen una fuente de contaminación peligrosa para la salud del
consumidor, pues, como se ha señalado, no alteran de manera visible el
alimento.
La
contaminación biológica puede deberse a la presencia de:
- Bacterias: en el organismo humano tienen una
doble función. Son tan indispensables para un correcto funcionamiento del
metabolismo (en la flora bacteriana) como perjudiciales (gérmenes
patógenos), siendo una de las principales causas de enfermedad humana (intoxicaciones
alimentarias). Son los organismos más abundantes del planeta.
- Virus: entidades que sólo pueden
multiplicarse dentro de las células de otros organismos a los que
infectan. Los que afectan a alimentos son de origen fecal, llegando a
estos a través de aguas contaminadas. Los productos más afectados son
vegetales (por riego) y pescados, mariscos y moluscos bivalvos. La otra
forma de contaminar el alimento es a través de la falta de higiene de
manipuladoras/es de alimentos.
- Hongos: organismos unicelulares o
pluricelulares que no forman tejidos y cuyas células se agrupan formando
un cuerpo filamentoso muy ramificado. Son microorganismos con un grado
mayor de diferenciación y de complejidad biológica que las bacterias. Estos
pueden ser divididos en mohos y levaduras, existiendo más de 250.000
especies de hongos en la naturaleza, aunque patógenos solo son unas 150
especies. Las enfermedades producidas por los hongos son las micosis, con características
clínicas y microbiológicas exclusivas que los hacen diferentes de otros
microorganismos.
- Parásitos: son organismos que
para sobrevivir requieren de otro organismo, generalmente más grande, en
cuyo interior habitan. Así pues, se nutren a expensas de otros seres vivos
de distinta especie, con quienes compiten por el consumo de las sustancias
alimentarias que ingiere el/la huésped (un ejemplo es la tenia, también
conocida como solitaria). Para entrar en el organismo por medio de un
alimento contaminado, lo hacen a través de la boca, de manera que los que
se alojan en el intestino pueden permanecer allí o, incluso, penetrar por
la pared intestinal e infectar otros órganos.
Los medios
mediante los cuales pueden llegar microorganismos patógenos a los alimentos
pueden ser por:
- Presencia en la materia prima
suministrada, o por estar en el medio ambiente (tierra, polvo, etc.) o en
el propio animal que va a servir de materia prima.
- Presencia en la maquinaria y
utensilios empleados en la elaboración de los productos alimenticios, que
se encuentren contaminados.
- Que el/la manipulador/a este
enfermo/a o sea portador/a de gérmenes.
- Insectos (especialmente las
moscas), roedores, aves, etc.
- Mala conservación de los
alimentos una vez elaborados, no conservándose a la temperatura adecuada
ni en las condiciones apropiadas.
Las
fuentes de contaminación las podemos clasificar en tres grupos, según su
origen:
- Primarias: el contaminante se
encuentra en la materia prima con la que vamos a elaborar el producto
alimenticio o en el alimento en sí.
- Secundarias: desencadenada a
partir de una incorrecta manipulación del alimento, pudiéndose contaminar
por el propio medio ambiente, el/la manipulador/a, los útiles o
herramientas de trabajo, animales presentes en el entorno (que no deberían
estar), etc.
- Cruzada: se produce cuando es
la materia prima la que contamina el producto elaborado. Normalmente se
produce por entrar en contacto alimentos crudos con alimentos cocinados o
preparados.
4. ENFERMEDADES DE TRANSMISIÓN ALIMENTARIA
Las
Enfermedades de Transmisión Alimentaria (E.T.A.) son aquellas que se originan
por la ingestión de alimentos contaminados en cantidades suficientes para
afectar la salud de la persona consumidora.
Reúnen un
grupo de enfermedades, fundamentalmente de tipo gastroentérico, que se
caracterizan por cortos períodos de incubación (2 a 48 horas), síntomas
específicos (vómitos, diarreas, dolores abdominales, fiebre) y donde la
recuperación suele ser, con carácter general, en 24-72 horas con tratamiento
adecuado.
Los
síntomas están en función de la persona consumidora, la cantidad de alimento
contaminado ingerido y al tipo de peligro presente en el alimento.
Dentro de
las E.T.A., debemos distinguir, en función de su productor, entre:
- Infección alimentaria: cuando
la enfermedad es producida por determinados microorganismos ingeridos con
los alimentos y que se desarrollan en el tracto digestivo, como es el caso
de la salmonelosis.
- Intoxicación alimentaria:
cuando la enfermedad es causada por toxinas producidas por microorganismos
que están en los alimentos, como es el caso del botulismo.
- Parasitosis: enfermedad
infecciosa producida por protozoarios y lombrices intestinales. Se puede coger
a través de alimentos o de agua contaminada, como es el caso de la tenia.
La
importancia en la consideración que pueden tener las E.T.A., radica
fundamentalmente en que:
- Es causa de enfermedad, llegando a producir la muerte, sobre todo en niños, ancianos y personas que están inmunodeprimidas.
- Se producen cuantiosas pérdidas económicas por gastos médicos, medicamentos, pérdidas de horas de trabajo en las personas afectadas, posibles secuelas, etc.
- Cuando se trata de un establecimiento abierto al público, da lugar a una responsabilidad civil de los causantes de las toxiinfecciones alimentarias, que en la mayoría de ocasiones está asociado a una irremediable pérdida de imagen de estos establecimientos, por el hecho de hacerse eco de este tipo de sucesos los medios de comunicación.
Las
enfermedades causadas por alimentos contaminados (incluyendo el agua potable)
constituyen uno de los problemas de salud más comunes, estando causadas por peligros biológicos.
La
transmisión de una E.T.A. puede ser por la propia persona que manipula el
alimento. Esta transmisión se puede producir desde:
- El tracto respiratorio: al
toser o estornudar sobre superficies, utensilios o el mismo alimento.
- La piel: por medio de cortaduras
infectadas o lesiones de la dermis.
- El tracto intestinal: falta de
higiene, al lavar mal las manos y estar contaminadas con heces.
Casi todas
las E.T.A. están relacionadas con tres comunes errores en la manipulación de
alimentos:
- Exceder tiempo: de espera entre
preparación y consumo de alimentos.
- Temperatura: enfriamiento
inadecuado de alimentos; alimentos calientes almacenados inadecuadamente;
recalentamiento inadecuado de alimentos; cocción ineficiente.
- Mala higiene personal y, en
especial, un inadecuado lavado de manos de personas infectadas tocando
alimentos.
- Contaminación cruzada: alimentos
crudos contaminados, induciendo una contaminación que va de alimentos
crudos a alimentos preparados; limpieza ineficiente; uso de sobrantes de
alimentos.
Las pautas
para prevenir las E.T.A. aunque son obvias, resulta que en muchas ocasiones no
las aplicamos por la sencilla razón que los agentes contra los que luchamos no
los podemos ver, pero sin embargo se pueden encontrar en cualquier parte.
Las
medidas que debemos adoptar para minimizar los riesgos de contaminación de los
alimentos y productos alimenticios son:
1.
Buenos hábitos de
higiene personal: aseo corporal diario, lavado de manos después de ir al baño o
manipular dinero, llaves, etc. y antes de preparar o comer los alimentos.
2.
Limpieza de todas
las superficies en contacto con alimentos: mesas, maquinaria, utensilios
(cuchillos, tablas para picar o cortar, cucharones, espátulas), ropa de trabajo,
etc.
3.
Adecuada
preparación y cocción de las carnes: las carnes rojas, en temperaturas de, al
menos, 68° C; aves (pollo o pavo, enteros) a 74° C; carnes picada a 74° C y
carne de cerdo a 63° C.
4.
Recalentado de
alimentos preparados anteriormente: a una temperatura de 75º C o hasta que se
produzca vapor.
5.
Almacenaje de
alimentos ya preparados: hacerlo de forma separada, en ollas o envases poco
profundos (máximo 10 cm .)
y en refrigeración.
6.
Mantener los
alimentos calientes a una temperatura mínima de 60º C.
7.
Mantener los
alimentos fríos a una temperatura de 5º C o inferior.
8.
Evitar
contaminaciones cruzadas: para ello no se deben preparar los alimentos crudos y
cocinados en la misma zona y sobre las mismas superficies o utilizando los
mismos utensilios.
9.
Calidad de las
aguas empleadas: de no estar seguro de su calidad, deberá ser herbida antes de
su consumo. A ser posible beber mejor agua embotellada.
10.Lavar
los alimentos antes de prepararlos, como frutas y hortalizas, con agua potable
y eliminando todos los restos de pliegues de las hojas o de espacios donde
puedan quedar residuos.
11.Consuma
jugos de frutas y vegetales procesados y leche y productos lácteos
pasteurizados.
12.Los
productos elaborados artesanalmente como mayonesas, conservas, salsas y otros, requieren
tener en cuenta:
- Calidad e higiene
de las materias primas, que incluye el lavado y
desinfección de estas (huevos limpios, frutas y vegetales correctamente
cultivados, etc.).
-
Lavado y
desinfección de envases (como frascos) y de utensilios de trabajo.
-
Control de
temperatura y tiempos de cocción.
-
Refrigeración en
los productos almacenados (con temperaturas entre 0 a 5º C).
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